No pasa nada.
No todos somos Jacques Cousteau. Ni James Bond. Ni siquiera somos aquel aventurero audaz que lleva su reloj de buceo a las profundidades del mar azul profundo, enfrentando a los tiburones y a las corrientes marinas impredecibles. No, la mayoría de nosotros somos lo que se llama «desk divers»: llevamos relojes de buceo, pero los usamos para todo, menos para bucear.
Vamos a poner las cartas sobre la mesa: «desk diver» es un término un tanto irónico en la comunidad relojera. Se refiere a aquellos de nosotros que compramos y llevamos relojes de buceo, diseñados para resistir altas presiones de las profundidades marinas, con resistencias de varios cientos de metros, y con un bisel giratorio que se supone debe ayudarnos a controlar nuestro tiempo de inmersión y suministro de oxígeno, pero la realidad es que lo más cerca que llegamos al agua es cuando lavamos los platos o nos duchamos. Yo uso este tipo de bisel sobre todo cuando pongo la pasta en agua hirviendo.
Ahora, ¿cuál es el contexto de uso del término «desk diver»? Lo escucharás entre entusiastas de los relojes y coleccionistas. Es parte del argot, del vocabulario que desarrollamos para describir nuestros hábitos, nuestras preferencias y, a veces, nuestras idiosincrasias. Y si tiene un toque de humor autodepreciativo es porque al reconocer que somos «desk divers» admitimos haber gastado una buena cantidad de dinero en una herramienta que está increíblemente sobredimensionada para nuestro uso diario. Pero, ¿sabes qué? No pasa nada. Porque amamos nuestros relojes de buceo y las historias que sugieren y cuentan, incluso si esas historias, para nosotros, tienen lugar mayormente en tierra firme.
¿Es «auténtico» llevar un reloj de buceo si uno no bucea? Esta es la pregunta que puede asaltarnos en medio de la noche, en ese instante fugaz entre el sueño y la vigilia. O tal vez durante ese aburrido seminario en línea que decidimos «atender» mientras navegamos por nuestra tienda online de relojes favorita. ¿Estamos siendo unos impostores por adornar nuestras muñecas con un objeto cuyo propósito original no cumplimos?
Este tipo de pensamiento sobre la autenticidad puede ser tan profundo como el océano al que raras veces llevamos nuestro reloj de buceo. Pero aquí va mi respuesta, y es simple: no. No somos impostores. Es como conducir un SUV en una ciudad cuando sabes que el terreno más desafiante que encontrarás es un pequeño bache en la calle de al lado.
Un reloj es, en primer lugar, una elección personal. Y la autenticidad, en última instancia, tiene que ver con ser fiel a uno mismo, con nuestras propias elecciones y gustos, no con cumplir algún tipo de expectativa externa o regla prescrita. Llevar un reloj de buzo sin serlo puede ser, como mucho, una estética «aspiracional», pero no hacemos daño a nadie con ella.
Pensemos en una analogía absurdamente relevante: si te compras un traje de astronauta y lo usas para las tareas diarias, ¿es eso una falta de autenticidad? Es raro, desde luego, pero a menos que estés intentando convencer a tus vecinos de que eres un astronauta de la NASA, la respuesta es no. Quizás llevas ese traje de astronauta porque te gusta, porque te hace sentir bien, porque tal vez te conecta con tu sueño de infancia de viajar al espacio. Eso sí, la gente te va a mirar, y con razón.
Lo mismo se aplica a los relojes de buceo. No estamos intentando engañar a nadie. No estamos poniéndonos un reloj de buceo y luego diciendo a todo el mundo que somos buzos profesionales. Llevamos estos relojes porque nos gustan. Nos gusta su aspecto, nos gusta la tecnología que incorporan, nos gusta la sensación de tener en nuestra muñeca un instrumento que podría, si se presenta la oportunidad, acompañarnos a las profundidades del mar. Y eso es perfectamente aceptable. Aunque la mayor parte de la gente no se va a fijar en ti, como pasaba con el ejemplo del traje de astronauta. Recuerda: solo otros frikis de los relojes se fijan en nuestros relojes.
Pasemos a una de las principales razones por las que nos encantan los relojes de buceo: su apariencia. Porque el estilo importa. A menos que estés viviendo en un monasterio budista, es probable que tu apariencia juegue algún papel, por pequeño que sea, en tu vida. Y, dejando de lado la funcionalidad por un momento, los relojes de buceo son atractivos. Con su diseño robusto y su esfera fácil de leer, un reloj de buceo emana una sensación de resistencia y aventura. Sus líneas son a menudo limpias y sin complicaciones, con un toque de sofisticación que hace que puedan combinarse tanto con un traje de negocios como con un conjunto informal de jeans y camiseta. En resumen, son versátiles, y esta versatilidad los hace ideales para el uso diario.
Los relojes de buceo también son funcionales. De hecho, la resistencia al agua de estos relojes puede ser una gran ventaja en la vida diaria. ¿Alguna vez has tenido que preocuparte por quitarte el reloj antes de lavarte las manos o de salir a dar un paseo bajo la lluvia? Con un reloj de buceo, ese tipo de preocupaciones son cosa del pasado. ¿Y ese bisel giratorio? Ufff. La perfecta distracción para el adulto responsable. Y aunque puede que no lo utilices para medir el tiempo de inmersión, tiene un sinfín de usos en la vida cotidiana. ¿Necesitas medir el tiempo de horneado de una pizza? Gira el bisel. ¿Quieres recordar cuándo debes empezar tu próxima reunión en Zoom? Gira el bisel. Es una herramienta de seguimiento del tiempo muy práctica y siempre a mano, sin la necesidad de buscar una aplicación de temporizador en tu teléfono (que sería más preciso y lógico, pero de eso ya hemos hablado en otro artículo).
Hay una cosa que a menudo se pasa por alto en la conversación sobre los «desk divers», y es la sensación de comunidad que se forma alrededor de esta afición. Sí, has leído bien: hay una comunidad completa de amantes de los relojes de buceo que no bucean. Y, ¿sabes qué? Esta comunidad es más grande, y definitivamente más acogedora, de lo que uno podría pensar inicialmente. Los «desk divers», como cualquier otra comunidad de entusiastas, comparten una pasión común, y este amor no se limita a aquellos que realmente se sumergen en las profundidades del mar. No importa si buceas o no, no importa si realmente usas la resistencia al agua de tu reloj o su bisel giratorio. Lo que importa es que te encantan los relojes de buceo, que encuentras algo valioso y significativo en ellos, y que quieres compartir esa pasión con otros que sienten lo mismo.
Así que, para todos los «desk divers» que me leáis, no os preocupéis por las críticas o los comentarios sarcásticos. Todos somos libres de disfrutar de los relojes que nos gustan, independientemente de si estamos utilizando todas sus funciones o no. Después de todo, la vida es demasiado corta para preocuparse por lo que los demás puedan pensar de nuestro reloj.
Eso sí, no hace falta hablar constantemente de la válvula de helio de tu nuevo Tudor Pelagos.
[…] a quien posee una joya mecánica en la muñeca, sino de reflexionar, una vez más, como cuando hablábamos de los diver de escritorio, sobre el porqué de nuestras elecciones y lo que valoramos realmente en un […]