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El antimagnetismo en los relojes

Claramente, me siento atraído por este tema.

La precisión es el corazón de cada reloj. En teoría, nos fiamos de estos pequeños mecanismos para gestionar nuestras vidas, para llegar a tiempo a nuestras reuniones y para no perder el tren. Aunque en la práctica, todo eso lo controlamos muchas veces mirando el móvil. Y es esta ubícua presencia del moderno mundo electrónico y digital a nuestro alrededor lo que nos expone tanto a los campos magnéticos, que se han vuelto enemigos invisibles de la precisión relojera. Algo tan sutil como colocar nuestro reloj cerca de un teléfono móvil o un microondas podría, con un poco de mala suerte, alterar su mecanismo, haciéndolo correr más rápido o más lento. De ahí que la característica del antimagnetismo en algunos relojes me parezca fascinante.

Sin embargo, hay algo que también tengo muy claro, y es que esta característica, aunque maravillosa, puede incrementar notablemente el coste final de un reloj. Bien sea por la inclusión de una jaula de hierro dulce o por el uso de piezas específicamente antimagnéticas, el precio se eleva. Por lo tanto, en muchos casos, podría resultar más económico, si nuestro reloj se magnetiza, llevarlo a un relojero para que lo desmagnetice o incluso aprender a desmagnetizarlo nosotros mismos, consultando algunos vídeos en YouTube sobre «Cómo desmagnetizar un reloj”.

Explorando las profundidades del antimagnetismo en el mundo de la relojería nos encontramos con un abanico de estrategias que los fabricantes han ideado para combatir los estragos del magnetismo en estos meticulosos dispositivos. En primer lugar, la ya mencionada jaula de hierro dulce, se presenta como una de las soluciones clásicas. Esta estructura envuelve el mecanismo del reloj, funcionando como un escudo que desvía los campos magnéticos que podrían interferir con el funcionamiento preciso del reloj. Pero, ¿cómo lo hace?

El hierro dulce, con su alta permeabilidad magnética, se convierte en el camino preferido para las líneas de flujo magnético, permitiendo que estas circulen a través de la jaula y no a través del mecanismo del reloj. La ciencia detrás de esto radica en la estructura atómica del hierro dulce, que permite una fácil orientación de sus dominios magnéticos en la dirección del campo magnético aplicado, minimizando la magnetización residual en el mecanismo del reloj.

Sin embargo, la jaula de hierro dulce no es la única heroína en esta trama. El avance tecnológico ha permitido la introducción de materiales amagnéticos en la construcción de relojes. Un ejemplo prominente es el silicio, un material que, debido a su estructura cristalina y propiedades diamagnéticas, es inmune a los campos magnéticos. Los componentes fabricados a partir de silicio, como las espirales o las paletas del áncora, resisten la magnetización, y por ende, mantienen la precisión del reloj incluso en entornos magnéticamente hostiles.

Los fabricantes no se detienen aquí. Algunos han optado por una combinación de estrategias, incorporando tanto la jaula de hierro dulce como el uso de materiales amagnéticos en el mecanismo interno. Esta doble protección maximiza la resistencia a la magnetización, asegurando una precisión impecable incluso en las condiciones más adversas.

Obviamente, sabemos que, en el mundo de la relojería, los movimientos de cuarzo siguen siendo reyes de ventas. Estos movimientos, que operan a través de la oscilación de un cristal de cuarzo bajo una corriente eléctrica, son intrínsecamente menos susceptibles a la interferencia magnética en comparación con sus contrapartes mecánicas. La razón radica en la ausencia de partes ferrosas en su mecanismo, lo que lo exime de los caprichos del magnetismo.

La innovación en la relojería no se detiene, y aunque los modelos Ingenieur de IWC son un excelente ejemplo, muchas otras marcas también están contribuyendo al avance en la lucha contra el magnetismo, cada una con su enfoque y estilo únicos. Ahora, vamos a hacer un recorrido por algunos ejemplos que ilustran estas tecnologías antimagnéticas en acción.

Tenemos varios modelos que son un poco más caros:

El Omega Seamaster Aqua Terra es un reloj que viene equipado con un movimiento Master Chronometer, resistente a campos magnéticos de hasta 15.000 gauss gracias al uso de materiales amagnéticos como el silicio.

También con un peso de precio interesante está el Rolex Milgauss, como su nombre lo sugiere, puede resistir hasta 1000 gauss de magnetismo, gracias a una jaula de hierro dulce que protege su mecanismo.

Continuando con los relojes que cuestan como un coche tenemos el Gran Reloj de Aviador 43 Spitfire es una pieza emblemática que rinde homenaje a la legendaria aeronave Spitfire a través de su estética. Su calibre 82100 de manufactura propia, un mecanismo automático, no solo garantiza una reserva de marcha de 60 horas, sino que también se encarga de mantener la precisión del tiempo tanto en el aire como en tierra. Este reloj va más allá de ser una oda a la historia de la aviación; es una muestra de la excelencia técnica y la meticulosa atención al detalle que caracterizan a la marca IWC. Con su caja de acero inoxidable y una esfera que se inspira en la instrumentación de la cabina del Spitfire, el Gran Reloj de Aviador 43 Spitfire habla de una rica herencia de innovación y un firme compromiso con la excelencia relojera. Además, este modelo cuenta con una caja interior de hierro dulce que proporciona protección contra la interferencia de campos magnéticos, contribuyendo así a la preservación de la exactitud del reloj ante estas radiaciones.

Si bien estos relojes pueden tener un precio más elevado, representan una inversión en precisión y durabilidad en entornos magnéticos desafiantes.

… y también podemos considerar modelos como el Seiko SARW025 de la gama Presage, que aunque no es específicamente antimagnético, su mecanismo tiene una resistencia considerable a los campos magnéticos y su precio es bastante accesible.

Estos ejemplos revelan cómo la relojería moderna, armada con ciencia y tecnología, se ha fortalecido ante el desafío persistente del magnetismo. La innovación continua y la adopción de materiales de vanguardia no solo auguran una era de relojes más robustos, sino también la promesa de explorar nuevos horizontes en el diseño y la funcionalidad relojera. Al explorar los diferentes modelos y tecnologías, también es interesante ver cómo la resistencia al magnetismo ha sido comercializada y cómo se ha convertido en un símbolo de la robustez y la durabilidad en el mundo de la relojería. Sin embargo, es crucial pensar si realmente nos hace falta un reloj así, y si estamos dispuestos a pagar el precio que nos piden por él.

En definitiva, el antimagnetismo en relojes es una característica intrigante y valiosa, una que refleja la continua evolución y adaptación de la relojería al mundo moderno. Y aunque pueda ser una inversión considerable, para algunos, la tranquilidad de mantener la precisión en la muñeca, sin importar los campos magnéticos que los rodeen, o de presumir de un reloj con un “algo diferente extra” bien podría valer la pena.

Los avances en la relojería continúan sorprendiéndonos y el combate contra el magnetismo es solo una de las fascinantes facetas de este arte en constante evolución. Por lo tanto, ya sea que optes por un reloj antimagnético o decidas aprender a desmagnetizar tu reloj, la relación entre el tiempo y el magnetismo seguirá siendo una de las conversaciones intrigantes en el mundo de la relojería.

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