Si eres de los que, como yo, se queda embobad@ mirando relojes, sabrás que hay algo casi mágico en ellos. Pasa lo mismo cuando estás en el mundo del diseño gráfico y juegas con el color, las líneas, la textura y todo eso. A mí me gusta pensar en esos términos en mayúsculas, ¡porque son realmente importantes!
La cosa es que cada vez que me pongo a desmenuzar un reloj, veo todos estos conceptos bailando juntos sobre la esfera, y es que todas esas decisiones de diseño nos cuentan una historia que va más allá de simplemente dar la hora. Y aquí viene la gran pregunta: ¿qué es lo que hace que nos volvamos locos por un reloj? ¿Por qué hay modelos que nos hacen sentir esa especie de cosquilleo en el estómago? En este post, voy a repasar muy por encima esos detalles que hacen que un reloj se convierta en esa pieza que no puedes dejar de mirar.
Empecemos, que hay mucho trabajo.
Bien, al mirar un reloj, una de las primeras cosas que te golpea es la forma de la caja. Aunque puede parecer un detalle menor, la forma de la caja es como la portada de un libro; te da un pequeño adelanto de lo que vendrá. Por ejemplo, las cajas redondas son el clásico entre los clásicos, te dan esa sensación de familiaridad y equilibrio. Son como ese amigo confiable que siempre está ahí para ti.
Ahora, pensemos en las cajas cuadradas y rectangulares. Son como el vecino moderno y estilizado del barrio. Tienen una manera de gritar modernidad con sus líneas limpias y estructura ordenada. Y aunque las rectangulares son un poco más estiradas, ambas tienen ese toque audaz sin ser chillonas.
Luego tenemos las cajas de tonel o cojín, que son como ese amigo cool que siempre tiene una nueva perspectiva que ofrecer. Tienen las esquinas suavizadas que las hacen sentir un poco más relajadas que las cuadradas, pero aún así mantienen una cierta estructura que las distingue. Y no olvidemos las ovaladas, que son como la versión suave y elegante de las redondas. Son un poco más alargadas, proporcionando una apariencia distinta que a menudo se siente elegante y refinada.
Pero, ¿qué pasa con las formas asimétricas y poligonales? Estas son las rebeldes del grupo. No se conforman con las normas y siempre están listas para desafiar el status quo. Ya sea octagonal, hexagonal o cualquier otra forma angular, estas cajas están aquí para hacer una declaración.
Nos quedan algunas otras formas… también está la forma de almohada, que lleva las cosas a un nivel ligeramente diferente. Tiene un aire robusto, ideal para un reloj deportivo o de buceo. Y la forma de TV, que nos transporta a una época pasada, a esos días retro con un toque de modernidad.
Ah, y cada una de estas formas tiene su propio encanto y personalidad. Pueden alterar cómo se siente el reloj en tu muñeca, cómo se ve y, en última instancia, cómo resuena contigo. La geometría de la caja se convierte en la primera letra de la declaración de estilo que hace cada reloj.
Pasemos a las asas del reloj, que son esas pequeñas extensiones que unen la caja del reloj con la correa o brazalete. Pueden parecer detalles menores, pero en realidad tienen un gran impacto en cómo se siente y se ve el reloj en tu muñeca. Vamos a explorar dos tipos de asas que son comúnmente encontradas en los relojes: las asas rectas y las asas curvas, y cómo cada una de ellas puede transformar la apariencia y la sensación de un reloj. Conste que esto es una generalización, y que esas dos son categorías gigantescas, pero por hoy, terceras que valer.
Las asas rectas hacen que el reloj sobresalga más en la muñeca, creando una presencia más imponente. Si te gusta que tu reloj sea el centro de atención, un diseño con asas rectas podría ser el adecuado para ti.
Por otro lado, las asas curvas ofrecen una transición suave desde la caja del reloj hasta la correa, permitiendo que el reloj se asiente de manera más cómoda y orgánica en la muñeca. Si prefieres una apariencia más suave y armoniosa, las asas curvas podrían ser tu elección.
Ahora, hay un aspecto interesante que algunos aficionados a los relojes, incluyéndome, consideramos crucial, y eso es la distancia entre las asas opuestas (distancia lug to lug, que dicen algunos, usando el término en inglés). A menudo se da más importancia al diámetro de la caja, pero la realidad es que el diámetro es solo una medida parcial. La distancia entre las asas opuestas te da una indicación más precisa de la extensión del reloj que tendrás sobre la muñeca. Este es un detalle que puede cambiar completamente cómo un reloj se siente y se ve en tu muñeca.
Y no podemos olvidar cómo las asas interactúan con la correa. Diferentes tipos de correas, desde la flexibilidad de una NATO hasta la elegancia de una correa de piel o el ajuste de un brazalete de metal, interactúan de manera diferente con las asas, creando variadas estéticas y sensaciones.
El punto clave aquí es que las asas tienen la capacidad de transformar la apariencia y la sensación de un reloj. Pueden hacer que un reloj se sienta más robusto o más elegante, más moderno o más clásico. El diseño de las asas es un aspecto esencial que contribuye a la historia visual y táctil que tu reloj cuenta.
Ahora, adentrémonos en el cristal, esa ventana al alma mecánica del reloj. El cristal no solo protege el dial y las agujas de los elementos, sino que también es un componente vital en la estética del reloj. Un buen cristal debe proporcionar una visibilidad clara y ser lo suficientemente resistente para sobrevivir al desgaste diario. Pero también puede ser un elemento de diseño que aporta carácter a tu reloj.
Vayamos por partes, hay varios tipos de cristal que son comúnmente utilizados en los relojes: plexiglás (o acrílico), mineral y zafiro. Cada uno de estos tiene sus propias ventajas y desventajas, y la elección del cristal puede afectar no solo la apariencia, sino también la funcionalidad y el precio del reloj.
El plexiglás, aunque puede parecer una opción menos duradera, tiene un encanto especial. Con su suave curva, distorsiona la luz creando un juego visual encantador. Un domo de plexiglás puede evocar una sensación vintage, como si estuvieras llevando una pequeña pieza de historia en tu muñeca. Además, a pesar de que se raya fácilmente, las marcas en un cristal de plexiglás pueden pulirse con facilidad, devolviéndole su claridad original.
En el otro extremo del espectro, encontramos el cristal de zafiro. Este tipo de cristal es el más duro y resistente a los arañazos, solo superado por el diamante. Un cristal de zafiro plano con recubrimiento doble anti-reflejos nos ofrece una visión clara y nítida del dial, como un lago tranquilo que nos invita a sumergirnos en la precisión del tiempo. El zafiro también puede formarse en una variedad de formas y estilos, como el popular domo que añade una dimensión visual adicional al reloj, curvándose suavemente hacia fuera y ofreciendo una vista distinta del dial desde diferentes ángulos. Y luego tenemos el cristal mineral, que se sitúa entre el plexiglás y el zafiro en términos de durabilidad. Es más resistente a los arañazos que el plexiglás, pero no tanto como el zafiro. Pero, la diversión no se detiene aquí. Los cristales también pueden recibir tratamientos antirreflectantes que reducen el deslumbramiento y permiten una visión más clara del dial. Este es un detalle que no solo mejora la funcionalidad, sino que también añade un toque de sofisticación al reloj.
Si te paras a pensar en ello, el cristal es como la portada de un libro. Puede ser una representación evidente del tema del libro, o puede tener su propio carácter y añadir una nueva dimensión a la narrativa del volumen.
Vamos a abordar un tema que para mí es muy, muy interesante y con mucho nombre raro. Espero que a ti no te parezca aburrido: vamos con las manecillas.
Las manecillas o agujas del reloj son los bailarines estrella del dial, que marcan el ritmo de los segundos, los minutos y las horas. Su diseño, aunque pudiera parecer trivial, es en realidad una declaración poderosa del estilo y la personalidad del reloj. Pero, recordemos la multitud de estilos de manecillas que existen, cada uno con su propio carácter y función, y vamos a explorar algunos de ellos.
Empecemos por las manecillas tipo «Baton», o bastón. Con un diseño minimalista y contemporáneo, estas manecillas son esenciales y directas. Su forma es simple, y su propósito es claro: mostrar el tiempo sin distracciones. Estas manecillas son como ese amigo que siempre va al grano, sin rodeos, y eso es lo que las hace tan apreciadas en los diseños modernos y limpios.
Luego tenemos las manecillas «Alpha». Con un encanto clásico y tradicional, las manecillas Alpha proporcionan una estética elegante y atemporal, gracias a su base corta y afilada. Son como ese toque de elegancia que nunca pasa de moda, y se encuentran a menudo en relojes con un aire más formal o clásico.
Ahora, déjame presentarte a las manecillas «Breguet». Estas son las manecillas elegantes y formales por excelencia. Con una estética que evoca la tradición relojera, las manecillas Breguet son una elección popular en los relojes de alta gama.
Y no podemos olvidar las manecillas «Mercedes». Con una estética distintiva, estas manecillas son fácilmente reconocibles por su diseño robusto y su pequeño círculo en la manecilla de la hora, que a menudo se asemeja al logotipo de Mercedes-Benz, y se encuentran a menudo en relojes deportivos y de buceo.
También están las manecillas «Dauphine». Con un diseño sencillo pero elegante, las manecillas Dauphine tienen un estilo que es tanto moderno como clásico.
Las manecillas «Cathedral», o catedral, son otro estilo intrigante. Con una forma que evoca las agujas de una catedral, estas manecillas tienen una estética gótica y tradicional, y suelen encontrarse en relojes con un diseño más antiguo o vintage.
Y no podemos olvidar las polarizantes manecillas «Snowflake», o copo de nieve, una creación distintiva de Tudor que se caracteriza por su diseño único y robusto.
El diseño de las manecillas no es solo una cuestión estética, sino que también tiene un papel funcional importante. Por ejemplo, las manecillas «Sword» o de espada, con su diseño ancho y robusto, ofrecen una excelente legibilidad, lo que las convierte en una opción popular en relojes militares y de aviación.
Menuda lista de agujas…hasta yo estoy cansado de escribirlo.
Luego tenemos uno de esos pequeños detalles que a menudo capturan nuestra atención en: la ventana de la fecha o, como se le conoce en el argot relojero, el fechador, que nos ofrece un pequeño vistazo a la rueda perpetua del tiempo desde la comodidad de nuestra muñeca.
La ventana de la fecha es un simple marcador de fecha, sí, pero también una declaración de diseño, una fusión de funcionalidad y estética, y un tema de debate entre los aficionados a los relojes. Para los puristas de la relojería, un dial limpio es una belleza por derecho propio. Argumentan que una esfera despejada permite una lectura del tiempo rápida y sin distracciones. Ven la ventana de la fecha como una intrusión, una interrupción en la simetría y la simplicidad del diseño. Pero, para muchos otros, entre los que me incluyo, la ventana de la fecha es una adición bienvenida, poco menos que necesaria, en mi caso, que nos ayuda a mantenernos anclados en la realidad de nuestro horario. O dicho de otra manera, nos ayuda a saber literalmente en qué día vivimos.
En cuanto a su forma, la ventana de la fecha puede ser mucho más que un simple rectángulo blanco con números negros. Los diseñadores de relojes han jugado con diferentes estilos, formas y colores para hacer de la ventana de la fecha una parte integral y atractiva del diseño general del reloj.
Y lo que hay bajo la ventana también es interesante, y fuente de debate: ¿como tiene que ser el color del disco de la fecha? ¿Debe coincidir con el color del dial o debe atreverse a contrastar? Algunos relojes optan por una coincidencia de color suave, donde la ventana de la fecha se mezcla armoniosamente con el dial, creando un look cohesivo y pulido. Otros, en cambio, eligen un color contrastante para el disco de la fecha, creando un punto focal que atrapa la vista y añade un toque de intriga al diseño. A mí, lo del contraste me molesta muchísimo,y prefiero que solo el número del fechador sea diferente. Manías.
En resumen, la ventana de la fecha es mucho más que una funcionalidad añadida. Es una expresión de diseño, un tema de debate, y una manifestación de la innovación técnica en la relojería.
Ahora, vamos a echar un vistazo a los brazaletes, también llamados armis en el ambiente relojero. Estas estructuras metálicas no son solo una manera de sujetar el reloj a nuestra muñeca, sino que son una extensión de la identidad del reloj, y por ende, de quien lo lleva. Vamos a explorar algunos de los tipos de brazaletes que nos podemos encontrar en este fascinante universo de la relojería. Muchos de estos ejemplos nacieron gracias a una u otra marca concreta, pero ahora existen en múltiples versiones y los usa todo el mercado.
Comenzaremos con el reconocido brazalete Oyster, que llegó a nosotros gracias a Rolex en los años 30. Con sus eslabones anchos y planos, el brazalete Oyster se ha convertido en sinónimo de robustez y durabilidad. Este tipo de brazalete es común en relojes deportivos o de buceo, gracias a su resistencia y comodidad.
Luego tenemos el brazalete Jubilee, otro regalo de Rolex al mundo. Con su diseño de cinco eslabones por fila, el Jubilee destaca por ser elegante y versátil, mostrando un estilo más clásico y refinado que lo hace ideal para situaciones formales o el entorno de oficina.
En la misma línea de elegancia, encontramos el brazalete Presidente, que se sitúa entre el Oyster y el Jubilee. Con tres eslabones semi-circulares por fila, el Presidente es sofisticado y cómodo al mismo tiempo, mostrando un estilo digno de la realeza de la relojería.
Ahora, si lo que buscas es un diseño robusto, el brazalete de Ingeniero es lo tuyo. Diseñado originalmente por IWC, este brazalete se caracteriza por sus eslabones anchos y es ideal para relojes deportivos y de aviador.
Para los amantes del estilo vintage, el brazalete de Grano de Arroz es una opción encantadora. Con un diseño ligero y flexible que recuerda a granos de arroz, este brazalete aporta una estética única y cómoda.
Si la elegancia italiana es lo tuyo, el brazalete Milanés o Malla Milanesa será tu mejor amigo. Originado en la ciudad de Milán, este brazalete se caracteriza por su tejido flexible y suave que se asemeja a una tela metálica.
Y no podemos olvidarnos del brazalete de Huesos de Pescado, con un diseño que imita la estructura ósea de un pez, es elegante y contemporáneo, y se ve genial en relojes minimalistas y modernos.
Cada uno de estos brazaletes tiene una personalidad única y puede cambiar por completo la estética de tu reloj. Algunos son más robustos y utilitarios, mientras que otros son elegantes y sofisticados. La elección del brazalete puede reflejar tu estilo personal, la ocasión o incluso tu estado de ánimo.
El color de la esfera, las texturas en la esfera, la caja, incluso la correa, cada uno de estos elementos juega un papel crucial en cómo percibimos el reloj, cómo se siente en nuestra muñeca y cómo resuena con nuestro estilo personal.
Luego tenemos otros dos elementos de los que ya he hablado en diferentes posts: la corona, ese modesto pomo que nos da control sobre el tiempo, su diseño puede ser un guiño al pasado o un paso hacia el futuro; y el lumen, esa pintura mágica que brilla en la oscuridad, permitiendo que el tiempo sea legible sin luz y añadiendo un toque de magia.
Al explorar todos estos elementos, nos damos cuenta de que cada reloj es un campo de juego donde el diseño se encuentra con la funcionalidad (una vez más). Cada detalle, cada elección de diseño, tiene un propósito y una estética que se unen para crear algo más grande que la suma de sus partes.
La próxima vez que te encuentres admirando un reloj, piensa en todos estos elementos del diseño. Piensa en cómo cada uno de ellos contribuye a la historia que el reloj está contando. Y recuerda, en este fascinante mundo de la relojería, cada detalle no solo cuenta, sino que narra una historia de innovación, tradición y una pasión incesante por explorar el tiempo a través del prisma del diseño.
Esta introducción ha tocado la superficie de un tema muy profundo y fascinante, al menos para mí. En artículos futuros, exploraremos en detalle cada uno de estos elementos, desentrañando la historia, la evolución y la influencia de los diseños de relojes en nuestra relación con el tiempo. Por ahora, esperamos que este vistazo inicial haya despertado tu curiosidad y aprecio por el diseño. ¡Y que no te hayas aburrido demasiado con las enumeraciones!